jueves, 16 de enero de 2020

Karakorum: el oficio de porteador






Desde la verja del campamento los porteadores esperan apiñados a que se les llame para ser contratados a un trabajo que les proporcionará cincuenta euros semanales aproximadamente.

Transportarán una carga de veinticinco kilos, ni más ni menos, que serán pesados escrupulosamente. Transportarán petates, sillas, bidones, estructuras y todo lo necesario para el campamento sobre sus arcaicas estructuras a modo de mochila.

Una persona transporta una carga, una mula tres.

Duermen en vivacs (pequeños muros de piedra a modo de cortaviento) fuera del campamento, directamente sobre el hielo, aislados únicamente con plásticos y mantas. En un vivac caben de tres a seis personas, duermen bien apretadas y tapadas con viejos sacos y mantas. Dependiendo del tiempo, al raso o cubiertos con plásticos.

Su comida es a base de txapatis (tortitas de trigo sarraceno), lentejas y cebolla.

Una vez acabado su servicio, bien apiñados en el todoterreno, vuelven a sus aldeas tal y como empezaron. 

Pero lo más admirable es su cordialidad y su atención hacia nosotros.